Blog del Sitio Ajedrez por Aguascalientes

jueves, 14 de agosto de 2008

Historia antigua

Ramses III jugando con una de sus favoritas (del papiro satírico de Turín)

Platón, en su diálogo titulado Felón, atribuye la invención del juego de ajedrez al dios egipcio Thoth. Pero a excepción de José Brunet, ningún autor reconoce a Egipto como cuna del noble juego y, sin embargo, es el único pueblo que tiene representaciones escaqueadas en sus monumentos.

En el palacio de Ramsés III, en Tebas (1178 a JC.) se ha encontrado un papiro con un dibujo satírico que representa la caricatura del faraón jugando ante un tablero con piezas parecido al ajedrez o, tal vez, las damas. También en Tebas existe otra pintura que representa a Psamético II (549 a JC.) jugando al mismo juego. Wilkinson, en su obra “Manners and Customs of the ancient Egyptians”, reproduce un dibujo de dos desconocidos jugando al ajedrez (o damas), tomado de los monumentos de Medinet Abou.

El eminente egiptólogo Villiers Stuart de Dromana, en su libro “The Funeral Tent o fan Egyptian Queen”, reproduce y describe el paño mortuorio encontrado en la tumba de la faraona Isimjeb, contemporánea de Salomón, en Deir el Bahair. Dicho paño está formado de cuadros de piel de gamuza pintados de azul y rojo, cosidos alternativamente formando un gran tablero de ajedrez con estos dos colores. En sus cuatro costados hay tableros más pequeños de treinta y seis casillas (6x6), y en el de la derecha, además, una franja en cuyo centro se ve, entre dos escudos, la palma real, emblema de la soberana, y a cada lado seis figuras de un solo color, que Brunet sospecha pueden ser la representación de las piezas del juego.

En el Museo Británico existen diversas figuras de porcelanas pertenecientes a Nekao I (670 a JC.) que bien pueden formar parte de un juego similar a nuestro ajedrez, si bien una gran mayoría de autores convienen en que las distintas figuras no pertenecen a un solo juego, sino a otros tantos diferentes.

En “Monuments Egyptiens”, Prisse d’Avennes estampa el dibujo de una pequeña caja con piezas encontrada en Tebas. Es de madera tallada, de una sola pieza, de 28 pulgadas de larga por 7 de ancha. En cada una de las dos caras tiene tallados los cuadros para jugar. Una de ellas consta de treinta cuadros, tres a lo ancho por diez a lo largo; la opuesta tiene en un extremo doce cuadros, tres a lo ancho por cuatro a lo largo, y la línea formada por los cuadros centrales se prolonga hasta el extremo del tablero, formando otros ocho cuadros más. Un cajoncito con tirador contiene las piezas, algunas en forma de arpas, unas blancas y otras oscuras. El egiptólogo Samuel Birch, cree que cada jugador conducía seis piezas iguales, si bien no existe ninguna base fundamental que apoye esta opinión.

Nefertari jugando ajedrez


José Brunet en “El ajedrez. Investigaciones sobre su origen”, copia la siguiente nota del que fue cónsul español en El Cairo, Don Eduardo Toda: “En el museo de Bulak, y con el número 3.182, hay una caja de juego de damas. Fue encontrada en Drah Abu el Neggali, en la tumba de Akhor, de la XVII dinastía. Se conservan en ella 7 peones de marfil de diferentes formas, llamados “perros” en egipcio. El tablero de jugar tiene dos dibujos, uno en cada cara, En la parte superior hay 3 filas de 4 cuadros, o sea, 12 casillas: en la inferior hay 36 casillas. Se ignora cómo se jugaba este juego. Pero un pasaje de un cuento demótico de Satín Khamois dice que una de las maneras que los egipcios tenían de jugar a las damas se llamaba de los cincuenta y dos”.

En el “Libro de los Muertos”, de los antiguos egipcios, capítulo XVII, se dice que el juego de damas (ajedrez o pariente cercano) es una bienaventuranza prometida en la otra vida; de ahí que la mayor parte de los símbolos escaqueados y piezas hayan sido encontrados en las tumbas.

En un folleto publicado en 1886 por el Museo Británico (“Ancient Egyptian texts from the coffin of Amamu”), referente a pinturas y jeroglificos de la caja de momia de un tal Amamu, cuya personalidad se ignora, se inserta en facsímile de la entrada de una sepultura con una fachada formada por una puerta y dos pilares a cada lado de ella. Entre los pilares hay una franja escaqueada con cuadros alternativamente negros y amarillos con un total de ciento cuarenta y ocho casillas, es decir, cuatro a lo ancho y treinta y siete a lo alto. Los capiteles de los cuatro pilares son otros tantos tableros, tres de ellos de siete por cinco casillas, 18 negras y 17 amarillas, y el otro de cinco por ocho casillas con igual número de cada color. Entre estos capiteles hay un friso con doce piezas del juego egipcio desconocido, seis negras y seis rojas, sobre fondo blanco. Bajo el citado friso, se ven nueve rayas verticales e inmediatamente una faja con 48 casillas alternativamente blancas y negras, 16 casillas a lo largo y 3 a lo alto. Entre este tablero oblongo y la puerta, se aprecia un espacio con líneas medio borradas y algunas piedritas con la forma de nuestras fichas para el juego de damas.

En resumen, son numerosas las alusiones al ajedrez, o juego parecido, y, sin embargo, no se ha encontrado ni una sola descripción de cómo los egipcios jugaban estos juegos, por cuyo motivo se ignora la índole de ellos y cualesquiera afirmaciones sobre el particular, no pasan de ser meras conjeturas.

Como dicen por acá: ¡Sábe!


Tomado del libro "Historia General del Ajedrez" de autor y editorial, para mí, desconocidos.

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Canto al pie de tu ventana
pa´que sepas que te quiero
tú a mi no me quieres nada
pero yo por ti me muero

Dicen que ando muy errado
que despierte de mis sueños
pero se han equivocado
porque yo he de ser tu dueño

Qué voy a hacer
si de veras te quiero
ya te adoré
y olvidarte no puedo

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